lunes, 30 de octubre de 2017

Papá, necesito una historia de terror...



No sé si muchos sepan, pero mi Hijo Carlos Alberto Jr., está estudiando Cine y de más está decirles que se siente plenamente realizado porque pudo estudiar lo que verdaderamente le gusta desde niño. Bueno el caso es que ayer me dice:

—Oye papá, quiero que me ayudes para un trabajo que tengo hacer en la Universidad—me dice.

—Claro que sí, ¿De qué se trata?—le pregunto.

—Es que tengo que hacer un cortometraje y necesito una historia. Yo sé que no es el género que te gusta escribir, pero la historia tiene que ser de ciencia ficción con una mezcla de terror y que la mayoría de sus personajes sean Zombis.

La verdad que me la había puesto en chino. En mi vida he podido ver un capítulo de “The Walking Dead” ni de “Games of Thrones”. Y no es porque piense que ninguna de esas series no sirven. No, mi problema va con el género. No me gusta ni la ciencia ficción ni nada que tenga que ver con zombies, o historia de terror como las muy taquilleras del día de Halloween. Pero ustedes comprenderán que no podía decirle que no.

—A ver, déjame ganar en claridad. ¿Quieres un protagonista que sea un asesino desmedido?

—Sí—me responde.

—¿Quieres que la trama principal sea de ciencia ficción? ¿Algo que parezca increíble, totalmente utópico?

—Sí—me vuelve a responder.

—¿Y que todos los personajes de la historia se comporten como Zombi?

—Es correcto.

—Ya la tengo—le dije, y empecé a contarle una historia…

Érase una vez, en la más grande de las islas del Caribe, llegó un señor al poder tras haber derrocado a un gobierno militar que estaba vendiendo al país a gran parte de la mafia italiana que radicaba por aquel entonces en Estados Unidos. Estos hombres querían convertir a La Habana en un gran casino y hacer de la ciudad una réplica de lo que es hoy Las Vegas. Llena de luces, de glamour, de juegos, de vicios, de dinero por todas partes.

Pero ese señor, quien durante su juventud había leído muchas historias de hombres que solo querían el “Bien” para sus pueblos. Hombres como Pepito Stalin quien participó en la Revolución de Octubre (1917) y fue nombrado Comisario del Pueblo de Asuntos Nacionales. Más tarde en 1924 tomó el control total del Partido Comunista y expulsó a sus principales rivales, entre ellos León Trotski. Desde 1928 aplicó los "planes quinquenales" para industrializar la Unión Soviética. Logró grandes avances, pero a costa del sacrificio de millones de trabajadores. Durante la Segunda Guerra Mundial lideró el triunfo soviético sobre los alemanes y en mayo de 1945 sus tropas tomaron Berlín. Durante la Posguerra mantuvo el control de un sector de Berlín y los países de Europa del Este.

Fue entonces que ese señor dijo: Yo seré como Pepito. Y así fue. Desde el primero de enero de 1959, ese señor construyó una gran nación con educación gratita, con salud gratuita, donde todos los hombres serían iguales. Donde no hubiera discriminación racial ni de ideología, ni de preferencias sexuales, ni hubiera odio entre sus habitantes, ni mucho menos falta de libertad de credo, de expresión ni de ideología y tal y como hizo Pepito en Rusia, eliminó  a todo el que pudiera ser un freno a sus maquiavélicas intensiones.  

Mi hijo seguía la historia con gran atención hasta que llegado a un punto de la misma me pregunta con cierta cara de: No sé por qué me cuentas esto…

—Oye Papá, pero no veo zombies por ninguna parte. Esto no tiene que ver nada con lo que te pedí. No hay terror, no hay asesinos, no hay ficción. Me estás contando la historia de tu país.

—Hijo, no quieres más zombies que un pueblo que lleva casi 60 años soportando mentiras, opresión, hambre y para colmo aplaude y sigue a un gobierno que lo único que ha hecho es llevarlo a convertirlo en el pueblo más oprimido que existe actualmente en el mundo. ¿No quieres más terror que el que ha vivido el pueblo cubano desde que Fidel tomó el poder? ¿No quieres más asesinos que toda la cúpula de comandantes que junto a Fidel asesinaron a miles de cubano por solo pensar diferente?

Carlos sonrió, hizo unos apuntes y luego se puso de pie mientras murmuraba…

—Tienes razón papá.

Tomó su cámara, la prendió y con una sonrisa en sus labios me dijo:

—Empezamos…


Y comenzó la entrevista.  
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...