martes, 5 de abril de 2022

RECUERDOS

 

RECUERDO 1

Un Viaje largo a los 17 años.

 


Hay recuerdos recurrentes que nunca he logrado vencer, sobre todo cuando ando en carretera en mi sofisticado Volvo de 18 ruedas viajando de un estado a otro de la gran unión americana y veo delante de mí una larga línea de concreto recubierta de una capa asfáltica excelentemente señalizada que garantiza la seguridad de mi viaje. Incluso ahora, que ya no doy viajes tan largos, desde mi Van Transit 250 hay momentos en los que debo detenerme, estacionarme a una orilla de la carretera y respirar profundamente para intentar oxigenar mi cerebro y borrar algunos pensamiento pensamientos. Esos que recurrentemente vienen a probarme y me ponen a las puertas de un ataque de pánico. Inevitablemente hay momentos en los que no puedo contralarme y es necesario asistir a mi terapia obligada. Buscar el campo de tiro más cercano, al aíre libre, tomar la Barrett calibre 50 y disparar 30 o 40 municiones.

Sin dudas, no he vuelto a ser el mismo a pesar de los años que me separan de aquellos sucesos y estoy seguro de que jamás podré ser el mismo.

¿Cómo borrar estos recuerdos? ¿Cómo olvidarme de aquello que nos hicieron cuando apenas era un adolescentes? ¿Cómo volver a ser aquel hombre que fui? ¿Aquel adolescente irreverente? ¿Aquel joven que saltó etapas y de repente se vio solo en un campo de batalla? Sin padres, sin amores, sin amigos, sin saber ni tan siquiera donde estaba.

Estas preguntas me las hago todos los días sin encontrar respuestas. Y sobre todo practicar a diario esa horrible costumbre de revisar el pasado por insignificante que hubiera sido y si así era con lo menos importante, ¡cómo olvidar lo que en realidad nubla mi mente!

Mi mente se abstrae mientras conduzco. Es una especie de película que empieza a proyectarse y es cuando aparece lo que fue e imaginando lo que hubiese sido de no haber aceptado subirme a aquel avión. Desmenuzo cada segundo vivido tratando de encontrar el justo momento en que me había subido al camino equivocado y entonces surgían otras preguntas ¿Habrá valido la pena?

Cierro los ojos y mi mente vuela en el tiempo… y me veo subiendo a aquel avión, con apenas 17 años, sin saber a dónde iba y a qué iba. Sin imaginarme siquiera si aquello era solo un viaje de ida o si algún día mandasen mis cenizas mezcladas con las de miles que subieron como yo a aquel avión. O ver a muchos padres como vi, preguntarme por sus hijos y no poderles decir como vi su cuerpo destrozado en pedazos para no aumentar su dolor. Por suerte pude regresar con los míos, pero vivir la pesadilla de aquel diabólico plan ideado por una mente desquiciada que solo buscaba engrandecer su ego y sus incontenibles manías de grandeza.

Yo fui uno de esos jóvenes con apenas 17 años que subieron en un avión sin saber a dónde íbamos. Fui de los primeros. De cuando Fidel todavía no anunciaba al pueblo que había cubanos combatiendo en Angola y en Etiopia. Hoy vengo a contar mi historia. Esta triste historia que puede haberme convertido en un hombre que sufre de ciertos Trastornos Obsesivos compulsivos ocasionado por la guerra. Hoy de vez en cuando tengo que detener mi Van y Tomar mi tomar la Barrett calibre 50 y disparar 30 o 40 municiones.

CONTINUA…

 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...