Vestido
de camisón blanco y la barba casi blanca sin arreglar, camina lentamente
mientras repite una y otra vez «Vida, Sufrimiento,
Círculo». Tiene una idea fija. Y solo él sabe que se
pertenecen mutuamente, que son una misma cosa y que si fuéramos capaces de
pensar correctamente esta triplicidad como uno y lo mismo, estaríamos en
situación de presentir de quién es portavoz su sostenido pensamiento.
Se
para sobre el banco de un viejo mármol y espera a que los que están más cerca
empiecen a juntarse a su alrededor. Pasea su vista por todo el patio hasta
posarse en la misma ventana. Sonríe y empieza entonces su discurso.
―
¿Por qué nadie me cree? ¿Por qué nadie me
entiende? ― grita mientras exige la atención de la tenue multitud que le rodea.
― ¿Por qué nadie quiere tomarme en serio? Esto no se vale. No tienen una idea
del error que están cometiendo. Si por un momento dejaran ese necio orgullo y
se permitieran deslizar mis palabras por sus oídos, comprenderán quien soy en
realidad. ─ Mira de nuevo hacia la ventana, carraspea su garganta y continúa en
un tono más solemne ─ Yo soy el portavoz de que todo ente es voluntad de poder,
que como voluntad creadora que choca, sufre, y de este modo se quiere a sí
misma en el eterno retorno de lo igual. Yo soy Zaratustra. ¿Acaso, no lo ven?
El
sonido de una sirena viaja nítidamente con la brisa. El sol se esconde
lentamente tras un velo de nubes naranjas. Las golondrinas buscan su refugio en
lo alto de las viejas cornisas de ladrillo, un viejo murciélago empieza a
prepararse para su ronda nocturna y mientras un bando de enfermeros, aparecen
como molinos de viento disfrazados de gigantes, el director del hospital
psiquiátrico observa desde la ventana de su oficina, como los enfermos mentales
se retiran lentamente a sus respectivos pabellones.
―
Pobre hombre, por momentos pienso que en realidad no está loco. ― balbucea el
director mientras, cierra la ventana, corre las cortinas y se dirige a su
escritorio sobre el cual reposa un viejo libro en cuyas letras doradas podía
leerse: “¿Quién es el Zaratustra de
Nietzsche?”― Si él supiera que el Zaratustra soy yo…
Gracias a Todos por los comentarios al post de la doctora. Hoy quiero dejar este relato, dedicado a un personaje fabuloso del Toro Salvaje: Al distinguido TERREMOTO CRAZY que anda celebrando la semana santa.
ResponderBorrarEstaré unos días de vacaciones, pero me buscaré el tiempo y el Wi Fi para constestar sus comentarios.
Borrarabrazos
carlos
Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin? Morir, dormir… nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne… Es un final piadosamente deseable. Morir, dormir, dormir… quizá soñar. Ahí está la dificultad. Ya que en ese sueño de muerte, los sueños que pueden venir cuando nos hayamos despojado de la confusión de esta vida mortal, nos hace frenar el impulso. Ahí está el respeto que hace de tan larga vida una calamidad. Pues quien soportaría los latigazos y los insultos del tiempo, la injusticia del opresor, el desprecio del orgulloso, el dolor penetrante de un amor despreciado, la tardanza de la ley, la insolencia del poder, y los insultos que el mérito paciente recibe del indigno cuando él mismo podría desquitarse de ellos con un puñal. Quejarse y sudar bajo una vida cansada, por el temor a algo después de la muerte – El país sin descubrir de cuya frontera ningún viajero vuelve- aturde la voluntad y nos hace soportar los males que sentimos en vez de volar a otros que desconocemos. La conciencia nos hace cobardes a todos. Y así el nativo color de la resolución enferma por el hechizo pálido del pensamiento y empresas de gran importancia y peso con lo que a esto se refiere, sus corrientes se desbordan y pierden el nombre de acción.
BorrarQue mentirososos....
ResponderBorrarZaratustra soy yo!!!
Saludos.
Ya decía yo... jajajajaja
BorrarSaludos
Carlos
Muchas gracias!!!
ResponderBorrarPásalo bien.
El Toro es un farsante...
ResponderBorrar¡Yo soy Zaratrustra! :)
¡Que te lo pases genial!
Salud
Jajaja, salió otro???? no, no no no puede ser, Yo soy Zaratustra...
Borrarsalud y gracias
Carlos, entré a leer con mayor atención El monólogo de Bartolo, como te había prometido hace unos días, y me encontré con otras dos entradas. Eres de lo que ya no hay, amigo, no hay dudas, jaja.
ResponderBorrarEl monólogo me pareció el mejor de los tres, está desarrollado de una manera impecable, un relato de los que habría que recordar.
Los otros dos, bueno, tendría que leerlos con dedicación, pero del último destaco la dedicatoria al personaje de Toro, eso ya lo hace especial.
Un fuerte abrazo.
HD
Mi estimado y buen amigo HD, aunque me tildes de loco, (en buen plan) no sabes como se extraña tu ausencia. El Monologo de Bartolo quería que lo leyeras por eso del sindrome. Sé que usted es un experto en mentes y lo desarrollé de cierta forma tratando de meterme en esa mente especial que todo lo planifica, cuadra, repite etc etc. Esa mente que con sentimientos le cuesta expresar pero que no deja de moverse.
BorrarEs un placer verte estacionarte un ratito por estos mares.
Abrazos amigo
Carlos
Cada loco con su tema....
ResponderBorrarmariaorsa
jajajaj así es Mariarosa... quien dice que yo no pudiera ser el Zaratustra o hasta el mismísimo Friedrich Nietzsche jajajaja
Borrarabrazos
carlos
Este Nietzsche tan dado, como buen filósofo, a crear teorías en torno a todo e incluso modificarlas, darles la vuelta o sencillamente su punto de vista.
ResponderBorrarY tú, has creado tu propia historia, cual Zaratustra particular, porque a fin de cuentas,quién no puede serlo?
Dijo este buen hombre algo así como que las convicciones son más enemigas de la verdad que las mentiras...
Ja,ja,ja
Estamos todos en un manicomio enorme donde cada cual está convencido de ser el ser superior, la voz, el orden, el círculo completo, como no vamos a sufrir!!!
Besos.
Así es Marinel... yo creo que todos andamos con un loco dentro... así no nos damos cuenta de cuanta porquería hacen nuestros políticos... Ellos se creen los dueños nuestros... lo peor es que están todos como el director de este manicomio.
Borrarabrazos
carlos
El monologuista, atado a una condena por jueces locos, estaba dirigiéndose a un público de expertos.
ResponderBorrarCuando las aves nocturnas se echaron a vivir, me quedó mirando cómo la corte celestial de enfermeros, psiquiatras, celadores de centros mentales y otras aves de rapiña, tomaban notas de los discursos de Zaratustra en del pabellón tres.
Excelente idea, perfecto texto. Un cordial saludo.
Gracias Albada2... esa más o menos es la idea.
Borrarabrazos
carlos
Viendo así las cosas, yo podría ser Simón Bolivar...
ResponderBorrarAbrazos.
Uyyy estarías muy enojado con Chavez y Maduro...
Borrarabrazos
carlos
Así hablo Zaratustra... y dijo un montón de cosas incomprensibles a muchos oídos.
ResponderBorrarBuen relato, Carlos, el director tambien tendría que tener su cama en manicomio.
Un abrazo.
No lo dudes... está bien tocado el jefe jajaja
Borrarabrazos
carlos
Delicioso te ha quedado, maestro!!!
ResponderBorrarY la imagen, no habría una mejor.
Un fuerte abrazo, muy felicitador.
Gracias Sara... todos tenemos algo de este personaje jajajaja
Borrarun día más que otro y unos más que otros.
saludos
carlos
Pues no sé, si sirve de consuelo, yo no sé quien soy, pero desde luego Zaratustra no, una menos en la competición.
ResponderBorrarBesos
jajaja, me queda claro.
BorrarDe todas formas siempre asomamos algo...
abrazos
carlos
Espero que Terremoto Crazy no sea el director, porque ahí sí que me dejarías KO jajaja. Me encanta este personaje de Toro y me encanta la historia que le has dedicado tú. Biquiños!
ResponderBorrarpos a lo mejor jajajaja
BorrarEse terremoto es algo serio... ya ha inspirado a más de uno.
abrazos
carlos
Ellos son Zaratrustra y yo soy Espartaco :)
ResponderBorrarLa locura, en cierta forma tener un punto de ella es necesario en esta vida.
Abrazos.
jajajja este comentario me andaba perdido en los por publicar. Ya estás aqui
Borrarsaludos Espartaco.
carlos
El que no esté loco que levante la mano, todos pecamos de algún tipo de locura.
ResponderBorrarBesos Carlos.
Espero que algún día no se me pegue lo del Quijote jajajaja
Borrarabrazos
carlos
Me ha gustado mucho el texto. Un placer haberme pasado por tu casa.
ResponderBorrarSaludos.
GRACIAS ANTONIO, CREO QUE YA TE HE VISTO POR ACÁ.
BorrarSALUDOS
CARLOS
Bueno, buenísimo...me creas una duda ¿eres muy sabio o eres muy loco? , nuestro loco necesario, te felicito de corazón y excelente homenaje a Toro.
ResponderBorrarBesos fuertes ♥♥
tRamos
GRACIAS TR, UN PLCER DE NUEVO TENERTE POR ACÁ. NO PUEDO LOCALIZAR TU BLOG, CUAL ES?
BorrarSALUDOS
CARLOS
YA LO ENCONTRE
BorrarJajaja!! Sorprendente final. Te felicito porque el relato es espléndido.
ResponderBorrarUn abrazo
gracias MP.
Borrarun abrazo
carlos
Me ha encantado el retrato que haces del personaje. Letra a letra esconde su realidad. Es un texto sugerente.
ResponderBorrarSaludos
Gracias Nel.
Borrarqué bueno que te gustó
saludos
carlos
¡¡¡Ahhhh que buenooooo!!!
ResponderBorrarque línea tan delgada entre un estadío y otro. :P
Besazo
Muy delgada...
Borrargracias
Carlos
Tantos Zaratustras y yo en la luna sin conocer ninguno. ¡Vaya!
ResponderBorrarSaludos