jueves, 14 de diciembre de 2017

Esperando un Milagro.


Hace unos días mientras nos poníamos de acuerdo en la fecha para una entrevista a propósito de mi novela “Epitafio para un sueño” el periodista Agustín Rangugni me preguntaba: Carlos, ¿Cómo ves el futuro de Cuba cuando el actual presidente Raúl Castro deje el poder en febrero del próximo año? Confieso que aunque conversamos un rato sobre el tema, después de habernos despedido la pregunta me seguía taladrando en mi cabeza.

Y es que esa misma pregunta me la hice el 25 de noviembre del año pasado cuando escuchamos la noticia de que había muerto el dictador: Carlos, ¿Cómo visualizas el futuro de Cuba ahora que ya no está Fidel?

Y ha pasado un año y como decía aquel bolero de Panchito Riset:

El cuartito está igualito
Como cuando te fuiste
Y siempre estará así
Como te gusta a ti...

Y me atrevo a asegurar que a un año después de que Raúl deje el poder, sea quien sea quien lo tome, el cuartito seguirá igualito o tal vez peor, con nuevas consignas, con nuevas promesas, con nuevas desilusiones y frustraciones.

Y es que predecir el futuro de un país en la que su gente desconoce el significado de la palabra “Patria”, más que para corear la frase célebre del dictador; Patria o Muerte y que prefiere morir y humillarse antes que luchar para tener una Patria libre, es completamente imposible.

Cuando se viven muchos años de ver pasar la vida sin saber que pasó, no puedes darte cuenta que has vivido y seguirás viviendo para nada.

Para hablar de un futuro diferente en Cuba, verdaderamente hace falta que ocurra un milagro. Un milagro que no está en las manos de ese pueblo cuyos hombres y mujeres no hacen nada ante los abusos que los sicarios de la tiranía cometen a diario contra una disidencia, que clama de manera pacífica por los derechos de ese mismo pueblo que ignora sus reclamos.

Un milagro que no está en las manos de ese pueblo que enmudece cada 1ro de enero cuando la dictadura criminal celebra un año más de permanencia en el poder.

Un milagro que no está en las manos de ese pueblo que desde ahora, estará de luto cada 25 de noviembre cuando declaren 9 días de duelo para recordar a su Dios, hoy convertido en cenizas.

Un milagro que no está en las manos de ese pueblo que sabe que si en lugar de aplaudir en cada discurso y actuar como sumisos esclavos, se uniera para protestar, le enseñaría al mundo todas las mentiras que ha vendido la dictadura a lo largo de estos 59 años en el poder. Le mostraría al mundo que Cuba es un país donde la oposición no tiene voz y mucho menos, posibilidad de un día presentar a un candidato a la presidencia que pueda cambiar los destinos del país. Le mostraría al mundo que en Cuba se está gestando una cruel dinastía de los Castros, que aspira a seguir gobernando por la eternidad de los tiempos en un país del que se creen dueños absolutos.


Un milagro que no está en las manos de ese pueblo que tristemente tendrá que esperar a que otros lleguen, si es que llegan, y le otorguen el Milagro.

3 comentarios:

  1. El problema es que cuantos más años pasan menos personas han conocido otra cosa que eso.
    Ojalá te equivoques.
    Un abrazo.

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  2. Son dos generaciones, es difícil, seguro. Lo que relatas, ese día de la marmota, lo plasma muy bien Leonardo Paduro en todas sus novelas.

    Quiero pensar que el despertar llegará un día, pero porque no creo en los milagros. Un cordial saludo

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