miércoles, 24 de enero de 2018

Monólogo de Pepe el Salao: Acto I.

Monólogo de Pepe el Salao: Acto I. (Si Hamlet hubiera nacido en Cuba y Shakespeare viviera en el exilio)



Ser o no ser, he aquí la cosa.

¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los palos y arpones de esta insultante dictadura o tomar de una vez las armas en contra ese charco de calamidades y dar la cara para acabar con ellas? Morir..., morir por la patria es vivir; qué coño es eso. Si muero para que quiero patria ¡Y pensar que ni con soñar podemos dar fin a tanta angustia y a las miles de carencia naturales como por ejemplo, la falta de la carne! ¿Carne? He dicho carne… oh aquí no hay carne… ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir... dormir, tal vez soñar que comemos! Morir con el estómago vacío ¡Si, ahí está el obstáculo! Pues es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños tan simples, no pueden sobrevivir en una isla donde la muerte es el único escenario, y lo peor, que cuando nos hayamos liberado del torbellino de esa dictadura, a lo mejor ya estemos muertos.

¡Esta es mi pregunta ¿qué da tan larga vida a este infortunio? Pues ¿Quién soportaría: los ultrajes y desdenes del castrismo, los agravios del dictador y su familia, las afrentas del soberbio, los tormentos del amor en tiempos especiales, la indiferencia del Papa, las insolencias del poder y los desdenes que el paciente mérito recibe de ese hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple perfilo cortante? No existen otros. Solo nosotros los cubanos soportamos tales ultrajes. ¿Quién querría llevar tales cargas? Como gemir y sudar cuando haces el amor en medio de un apagón, limpiarte sin papel y comer sin comida. ¿Será el miedo? miedo a algo tras la muerte, o al incognoscible calabozo de Villa Marista, umbral de los que pocos viajeros regresan. ¿Es miedo el que desconcierta nuestra voluntad y nos hace soportar los males que nos afligen, antes de lanzarnos al exilio? Así la conciencia nos vuelve cobardes a todos y así el primitivo matiz de la revolución desmaya al pálido tinte del pensamiento, y las ansias de libertad. Por esa consideración, tuercen su curso y nos hace seguir siendo esclavos.


Oh ninfa mía… deja ya de jinetear y agarremos una balsa para irnos pal carajo.

7 comentarios:

  1. Ya lo hemos comentado más de una vez Carlos. Las dictaduras partan de donde partan había o hay que extirparlas.

    Abrazo Carlos Alberto.

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    Respuestas
    1. el problema es que cada vez más los pueblos buscan la izquierda... no entiendo amigo...

      un abrazo

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  2. Cada vez que oigo la palabra Patria huyo en dirección contraria.

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  3. Qué buena última frase. A pesar de los pesares, con el sentido del humor no terminan ni los dictadores.
    Un abrazo.

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  4. No había leído esta entrada. Un monólogo interesante. Esa contundencia del final es e´pica. Vámonos pal carajo. Un resumen del sentir de mucha gente, imagino

    Un abrazo y feliz año nuevo

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