jueves, 25 de enero de 2018

Entropía


Un poco contrariado Raúl se puso de pie y se dirigió a la ventana del bunker. Contemplaba el exterior con cierto aire de desconsuelo. Su vista se perdía entre las grises nubes que desde temprano cubrían el cielo de Miami. No pudo discernir si estaban grises por alguna causa climática o por su estado de ánimo. Sentía un profundo pesar por ver en que se había convertido ese místico espacio en el que cada mañana disfrutaba saludar a sus amigos, compartir un pensamiento, una opinión, una de sus obras o simplemente invertir los primeros quince minutos de la mañana en curiosear que estaba pasando a su alrededor.
«¿A dónde iremos a parar?» se preguntaba mientras se dirigía a unos de los anaqueles en que guardaba varios bastidores de lienzo de 1.20 metros de ancho por 0.60 metros de alto. Tomó uno y lo puso en el caballete. «Todo debe ser en tonos grises y negro» pensó mientras escogía los tubos de colores que utilizaría. Seleccionó varios pinceles de diferente grosor y comenzó a mezclar sobre la paleta los dos colores que utilizaría para obtener las tonalidades del gris que quería plasmar en su pintura.
Se paró frente al caballete e imaginó en lo que quería convertir a aquel lienzo blanco que tenía frente a sí. Poco a poco las ideas iban brotando de su mente un tanto convulsionada.
—A la izquierda concentraría a los hombres que solo tendrán un solo brazo; el izquierdo, un solo ojo; el izquierdo, y la mitad del cerebro; el hemisferio izquierdo. Estos hombres estarían mirando todos hacia la izquierda —dijo entre dientes.
—A la derecha concentraría a los hombre que solo tendrán un solo brazo; el derecho, un solo ojo; el derecho, y la mitad del cerebro; el hemisferio derecho. Estos hombres estarían mirando todos hacia la derecha —se dijo en voz alta mientras empezaba a pintar.
Y así la idea se fue visualizando el lienzo. Los extremos de dos polos que mostraban rostros irreconciliables. Entre ellos se intercalaban espacios en blanco que después serian llenados. Todavía no sabía a ciencia cierta en que los ocuparía, pero estaba seguro que vendría ese rayo de lucidez, tal vez en el mismo tono de grises o quizás en algún tono menos dramático.
El cuadro empezaba a tomar forma y mientras más dibujaba más se parecía a un recipiente completamente cerrado que contenía moléculas atraídas hacía los extremos por una fuerza externa dominante que imprimía inmovilidad y cautiverio. Un escenario en contra de la segunda ley de la termodinámica.
«Las personas en este cuadro tienden a una disminución entrópica cuando lo natural es todo lo contrario» pensaba mientras terminaba de contornear al último hombre del lado derecho.
«Necesito moverme en el sentido natural de los procesos» gritó mientras volvía al anaquel donde guardaba las pinturas. Seleccionó los tres colores primarios, rojo, azul, verde y los fue vertiendo sobre la paleta.
«Ahora, rellenaré los espacios vacíos con hombres que tienen dos brazos, dos ojos y el cerebro completo, que será de color amarillo como si fuera un foco que ilumina inteligencia. Los que tengan pensamientos de izquierda les dibujaré el brazo izquierdo de rojo y a los de derecha les dibujaré el brazo derecho de azul. Estos miraran en todas las direcciones simulando un movimiento caótico natural, mostrando que las personas inteligentes, sean de la corriente ideológica que sean pueden convivir en armonía. Mostrando que se pueden respetar los unos a los otros y respetarse a sí mismo». Murmuraba entre dientes mientras se dirigía al caballete.
Raúl se paró frente al cuadro a imaginar su idea.
«¡Genial!» exclamó mientras su mano derecha pensante, empezaba a convertir en realidad sus sueños; romper lo inamovible de las corrientes ideológicas predominantes. Volver a lo entrópico de la política y de la vida.
Dos horas más tardes el cuadro estaba completamente terminado. «Ahora solo falta el título» pensaba mientras se sentaba en su computadora, abría su muro de facebook y escribía: «Si usted piensa que Donald Trump es un hijoeputa porque es usted un hombre de izquierda, le informo que usted puede seguir siendo mi amigo, incluso me puede saludar y hasta podemos tener una inteligente conversación. Podemos salir a tomarnos unos tragos (Si usted paga, por supuesto) y si necesita mi ayuda y está en mis posibilidades cuente con ella. Yo pensaba lo mismo de Obama, por ser yo un hombre de derecha,  y nunca lo elimine de mis amigos del Facebook»
Cerró su muro, se puso de pie y caminó lentamente hacia su bella Isabella quien contemplaba atónita el cuadro recién terminado.

—Le llamaré Entropía Ideológica —le dijo mientras la abrazaba. 

4 comentarios:

  1. Muy interesante ese pintor. Lo de comparar a Trump con Obama, sólo puede pasarle por la cabeza a un pintor, sin duda. Lo de facebook creo que está sobrevalorado, pero es una opinión. Sólo Isabela conoce la realidad.

    Un abrazo

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  2. Muy buen relato Carlos Alberto, y te felicito. Pues fíjate como ha salido a la luz el tema de Omaba y Trump; este último no cabe la menor duda, que parece que se le vaya la pinza, por las cosas que dice. Pero muchos ignoran que el morenito Obama, ha sido el presidente de toda la historia de los Estados Unidos, que a la chita callando más guerras ha creado.

    Abrazo Carlos.

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    Respuestas
    1. y más latinos indocumentados deportó... y si seguimos la lista pasará a la historia como el que más hizo en todo lo malo jajajaj
      un abrazo

      carlos

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